Cuando las palabras callan
Reflexión diaria inspirada en las lecturas del 29 de octubre 2025:
Oración y silencio interior
En el silencio del olivar, incluso el viento parece rezar.
Hay días en los que el alma se queda sin palabras, y sin embargo, la misericordia de Dios y la libertad interior no dejan de obrar.
En esos momentos, la oración no depende de nuestra voz, sino del Espíritu que traduce nuestras lágrimas en confianza.
Susurros al olivar
“Cuando el alma ya no puede hablar, el Espíritu sigue orando dentro, convirtiendo el silencio en gracia.”
Las lecturas del 29 de octubre 2025:
Romanos 8:26-30
26Del mismo modo, el Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. 27Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. 28Por otra parte, sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio. 29Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. 30Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.
Las citas bíblicas se basan en la traducción oficial de la Conferencia Episcopal Española.
Salmos 13(12):4-6
4Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío; | da luz a mis ojos para que no me duerma en la muerte, | para que no diga mi enemigo: «Le he podido», | ni se alegre mi adversario de mi fracaso. 5para que no diga mi enemigo: «Le he podido», | ni se alegre mi adversario de mi fracaso. 6Porque yo confío en tu misericordia: | mi alma gozará con tu salvación, | y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Las citas bíblicas se basan en la traducción oficial de la Conferencia Episcopal Española.
Lucas 13:22–30
22Y pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén. 23Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: 24«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. 25Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: “Señor, ábrenos”; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. 26Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”. 27Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”. 28Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. 29Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 30Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».
Las citas bíblicas se basan en la traducción oficial de la Conferencia Episcopal Española.
Comprendiendo la palabra
San Pablo, en la carta a los Romanos, nos revela un consuelo profundo: el Espíritu intercede por nosotros cuando no sabemos qué decir. Nada está perdido; todo coopera para el bien de quienes aman a Dios.
El Salmo 13 es un eco del corazón humano: clama, duda, pero termina en esperanza. La fe no ignora el dolor, lo transforma en confianza.
En el Evangelio, Jesús nos habla del camino estrecho. No es un sendero de perfección, sino de verdad: quienes eligen amar en lo pequeño y perseverar en silencio son los que encuentran la puerta del Reino.
Estas lecturas, unidas, nos recuerdan que el Espíritu ora cuando nosotros callamos, y que incluso en la estrechez del camino, la gracia sigue ensanchando el alma.

Reflexión al olivar
En el olivar, hay mañanas en las que el aire parece quieto, como si también orara.
Así sucede en el alma cuando la oración se vuelve silencio: algo más profundo empieza a hablar.
El Espíritu toma lo que el miedo no puede expresar y lo convierte en ofrenda.
A veces, las oraciones más sinceras no son las que decimos, sino las que vivimos.
El suspiro cansado, la mirada al cielo, el perdón que cuesta, la fe que no se rinde: todas son voces del alma que el Espíritu traduce en amor.

Para reflexionar
– ¿Confío en que el Espíritu ora en mí incluso cuando no sé qué decir?
– ¿Puedo ver la gracia actuando en los silencios, en aquello que no comprendo del todo?
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Un pensamiento final
Dios no solo escucha tus palabras; también entiende tus silencios.
Porque donde tú callas, el Espíritu canta.
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