La luz en la lucha
Susurros al olivar
“La claridad llega cuando el alma se vuelve humilde y deja que la gracia ilumine su batalla interior.”
Inspirado en las lecturas del 24 de octubre 2025
Romanos 7:18-25
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Salmos 119:66,68,76,77,93,94
Enséñame buen sentido y sabiduría,
Porque tus mandamientos he creído.
Enséñame tus estatutos.
Sea ahora tu misericordia para consolarme,
Conforme a lo que has dicho a tu siervo.
Vengan a mí tus misericordias, para que viva,
Porque tu ley es mi delicia.
Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos,
Porque con ellos me has vivificado.
Porque he buscado tus mandamientos.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Mateo 11:25
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Lucas 12:54-59
¿Cómo no reconocéis este tiempo?
54 Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede. 55 Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. 56 ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo?
Arréglate con tu adversario
57 ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? 58 Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Comprendiendo la palabra
Pablo, en su carta a los Romanos, confiesa una lucha que todos conocemos: “No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.” Reconoce que dentro del ser humano hay una batalla constante, pero también una esperanza cierta: solo en Cristo encuentra liberación y fuerza para elegir el bien.
El Salmo 119 es un suspiro confiado: el salmista pide sabiduría, consuelo y vida. Acepta su fragilidad y se apoya en la bondad de Dios, fuente de toda enseñanza.
En el Evangelio, Jesús alaba a los humildes; aquellos que entienden con el corazón más que con la razón. Y luego, en Lucas, invita a discernir los signos de los tiempos: a no vivir distraídos, sino atentos a lo que el Espíritu revela en lo cotidiano.
Las lecturas juntas nos recuerdan que la sabiduría no está en dominarlo todo, sino en reconocer la propia debilidad y dejar que la gracia ilumine nuestro camino.

Reflexión al olivar
El olivar enseña a vivir con tensión y equilibrio. Las raíces luchan bajo tierra buscando agua, mientras las ramas se extienden hacia el sol. Hay esfuerzo, sí, pero también gracia en esa búsqueda silenciosa.
Así somos nosotros: raíces que se hunden en la tierra del alma y ramas que buscan la luz. A veces la lucha interior se siente dura, entre lo que deseo y lo que sé que es bueno, pero en medio de esa batalla crece la claridad. La humildad abre espacio a la gracia, y la gracia enciende la luz que orienta el corazón.
Cuando aprendo a ver con los ojos del alma, descubro que incluso mis conflictos pueden ser terreno fértil para el crecimiento.

Para reflexionar
– ¿Qué parte de mi vida necesita hoy la luz de la gracia?
– ¿Estoy dispuesto a mirar mi lucha interior con humildad y esperanza?
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Un pensamiento final
A veces la fe no disipa la lucha, la ilumina. Y esa luz basta para seguir caminando.
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